La de hoy es
una receta barata. Más no puede serlo. Únicamente os costara el daros un paseo
para recogerlas. Os estoy hablando de las ortigas.
Siempre la
hemos considerado una mala hierba a la que ignorábamos o a la que destrozábamos
para eliminarla de nuestro entorno. Pero es comestible. Si. ¿Sorprendidos? Tiene múltiples propiedades. Yo solamente os diré que es depurativa y que tiene
un alto valor nutricional porque es rica en vitaminas y minerales. En internet
me salen muchas propiedades de esta planta, pero esto es un blog de recetas y
yo no estoy seguro al cien por cien de todo lo que se dice. Así que si alguien
quiere investigar más que lo busque.
Creo que no
hace falta decir que para manipularla hasta que la ponemos a cocer que es
cuando pierde su poder urticante debemos de ponernos guantes.
-¼ de
cebolla
-2 patatas
-150 gr de
ortigas
-Un chorrito
de vino blanco
-Mantequilla
-Aceite de
oliva
-1 litro de
agua
-Sal
-Pimienta
-1 cucharada
de harina de maíz (opcional)
-un chorro
generoso de vinagre para lavarlas
Elaboración:
Lo primero
de todo será el lavar muy bien la planta con agua y vinagre. Al estar en el
campo suele estar llena de polvo y tierra.
Añadimos las
patatas peladas y chascadas y sofreímos un rato. Regamos con un chorrito de
vino blanco y cuando se haya evaporado el alcohol cubrimos con el agua. Salpimentamos
y dejamos cocer hasta que la patata esté tierna, entonces añadimos las
ortigas. No hace falta que las troceemos. Dejamos hervir durante dos minutos.
No más.
Trituramos y rectificamos de sal y pimienta si fuese necesario.
Si la
queremos más espesa es el momento de añadir la harina de maíz. Lo haremos diluyéndola
en un poco de agua fría y llevando de nuevo al fuego removiendo hasta que
espese a nuestro gusto.
Servimos
regando con un chorrito de aceite de oliva virgen extra o acompañada de jamón serrano crujiente. Para hacerlo basta con poner lonchas finas de jamón entre dos papeles de cocina y meter unos segundos al microondas.
Espero que
os haya gustado esta receta.
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