Aunque aun hoy nos siga chocando, la trufa (Tuber melanosporum) en algunos postres v genial. Hace tiempo ya os puse la receta de las trufas trufadas que fueron un
éxito en algunas casas donde las probasteis.
Hoy vamos con un postre de los de toda la vida pero aromatizado con este
hongo.
Cuando
hacemos la masa, podemos extenderla sobre una bandeja y cuando esté consistente
cortarla en cuadritos, como se ha hecho toda la vida, o bien utilizar como yo esta vez, un molde de
pastelitos. Las medidas son 3.5 x 3.5 cm y con estas cantidades nos salen 12.
-500 ml de
leche
-6 gr de trufa
-20 gr de
azúcar muscovado
-30 gramos de
azúcar normal
-50 gr de
harina de maíz
Para freír:
-Harina
-1 Huevo
-Aceite de
girasol
Elaboración:
Ponemos a
calentar a fuego bajo la leche con la trufa rallada. Dejamos 5 minutos sin parar de remover y luego apagamos el
fuego, tapamos y dejamos reposar hasta el día siguiente para que se
intensifiquen los aromas.
En un bol
mezclamos los dos tipos de azúcar con la harina de maíz. Incorporamos la leche
previamente templada de nuevo y removemos bien con las varillas. Ponemos todo
al fuego y removemos hasta que espese y se haga una masa.
Extenderla
sobre una bandeja o en los moldes
engrasados con mantequilla fundida o con aceite de oliva. Tapar con papel film, pero que este toque la
masa para que no haga costra. Meter un par de horas en la nevera.
Cortamos la
masa en porciones, o si lo hacemos en moldes individuales simplemente
desmoldamos. Para freír pasamos por
harina y huevo. Una vez frita la dejamos sobre papel absorbente para que no nos
quede grasienta y cuando queramos servirla espolvoreamos azúcar por encima.
Notas:
Si queremos
hacer la versión clásica de este postre en vez de aromatizar la leche con la
trufa pondremos una rama de canela, la piel de medio limón y la piel de media
naranja.
Y al final de
todo pasamos la leche frita por azúcar mezclada con canela en polvo.
¡A disfrutar!
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